viernes, 25 de octubre de 2013

LOS CUATRO ACUERDOS 4ta Y ULTIMA PARTE


semana? Seré yo mismo».
El ángel de la muerte nos enseña a vivir cada día como si fuese el último de nuestra vida, como sí no
hubiera de llegar ningún mañana. Empecemos el día diciendo: «Estoy despierto, veo el sol. Voy a entregarle
mi gratitud, y también a todas las cosas y todas las personas, porque todavía estoy vivo. Un día más para ser
yo mismo».
Así es como veo yo la vida. Esto es lo que el ángel de la muerte me enseñó: a permanecer
completamente abierto, a saber que no hay nada que temer. Por supuesto, yo trato a las personas que quiero
con amor porque sé que éste puede ser el último día para poder decirles cuánto las amo. No sé si voy a
volver a ver a mis seres queridos, de modo que no quiero pelearme con ellos.
¿Qué ocurriría sí tuviese una gran pelea con alguien a quien quiero, le lanzase todo el veneno
emocional que tengo contra él o ella, y se muriese al día siguiente? ¡Ay, Dios mío! El Juez me atacaría con
dureza y yo me sentiría muy culpable por todo lo que dije. Incluso me sentiría culpable por no haberle dicho a
esa persona cuánto la quería. El amor que me hace feliz es el que puedo compartir con la gente que amo.
¿Por qué voy a negar que les quiero? No es importante que me devuelvan ese amor. Quizá muera yo
mañana o tal vez muera alguien a quien amo. Lo que me hace feliz es hacerle saber hoy lo mucho que le
quiero.
Se puede vivir de esta manera. Sí lo haces, te preparas para la iniciación a la muerte. Lo que ocurrirá
en esta iniciación es que el viejo sueño que tienes en la mente morirá para siempre. Sí, tendrás recuerdos del
parásito –del Juez, de la Víctima y de lo que solías creer–, pero estará muerto.
Esto es lo que va a morir en la iniciación a la muerte: el parásito. No resulta fácil emprender esta
iniciación porque el Juez y la Víctima luchan con todas sus armas disponibles. No quieren morir. Y entonces
sentimos que quien va a morir somos nosotros, y tenemos miedo de esta muerte.
Cuando vivimos en el sueño del planeta, es como si estuviésemos muertos. Si sobrevivimos a la
iniciación a la muerte, recibimos el don más maravilloso: la resurrección. Eso quiere decir que renacemos de
entre los muertos, estamos vivos, somos nosotros mismos de nuevo. La resurrección es convertirse otra vez
en un niño, ser salvaje y libre, pero con una diferencia: en lugar de inocencia, tenemos libertad con sabiduría.
Somos capaces de romper nuestra domesticación, recuperar nuestra libertad y sanar nuestra mente. Nos
rendimos al ángel de la muerte sabiendo que el parásito morirá y nosotros viviremos con una mente sana y un
perfecto juicio. Entonces, seremos libres para utilizar nuestra propia mente y dirigir nuestra vida.
Esto es lo que el ángel de la muerte nos enseña en la tradición tolteca. Se nos aparece y nos dice:
«Todo lo que hay aquí me pertenece; no es tuyo. Tu casa, tu pareja, tus hijos, tu coche, tu trabajo, tu dinero:
todo me pertenece y me lo puedo llevar cuando quiera, pero por ahora, puedes utilizarlo».
Si nos rendimos al ángel de la muerte, seremos felices para siempre. ¿Por qué? Porque el ángel de la
muerte se lleva consigo el pasado para que la vida pueda continuar. Se lleva de cada momento pasado la
parte que está muerta, y nosotros continuamos viviendo en el presente. El parásito quiere que carguemos con
el pasado, y esto hace que estar vivo resulte muy pesado. Si intentamos vivir en el pasado, ¿cómo vamos a
disfrutar del presente? Si soñamos con el futuro, ¿por qué cargar con el peso del pasado? ¿Cuándo viviremos
en el presente? Esto es lo que el ángel de la muerte nos enseña a hacer.


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EL NUEVO SUEÑO


El Cielo en la Tierra
Quiero que olvides todo lo que has aprendido en tu vida. Este es el principio de un nuevo
entendimiento, de un nuevo sueño.
El sueño que vives lo has creado tú. Es tu percepción de la realidad que puedes cambiar en cualquier
momento. Tienes el poder de crear el Infierno y el de crear el Cielo. ¿Por qué no soñar un sueño distinto?
¿Por qué no utilizar tu mente, tu imaginación y tus emociones para soñar el Cielo?
Sólo con utilizar tu imaginación podrás comprobar que suceden cosas increíbles. Imagínate que tienes
la capacidad de ver el mundo con otros ojos siempre que quieras. Cada vez que abres los ojos, ves el mundo
que te rodea de una manera diferente.
Ahora, cierra los ojos, y después, ábrelos y mira.
Lo que verás es amor que emana de los árboles, del Cielo, de la luz. Percibirás el amor que emana
directamente de todas las cosas, incluso de ti mismo y de otros seres humanos. Aun cuando estén tristes o
enfadados, verás que por detrás de sus sentimientos, también envían amor.
Quiero que utilices tu imaginación y la percepción de tus nuevos ojos para verte a ti mismo viviendo un
nuevo sueño, una vida en la que no sea necesario que justifiques tu existencia y en la que seas libre para ser
quien realmente eres.
Imagínate que tienes permiso para ser feliz y para disfrutar de verdad de tu vida. Imagínate que vives
libre de conflictos contigo mismo y con los demás.
Imagínate que no tienes miedo de expresar tus sueños. Sabes qué quieres, cuándo lo quieres y qué no
quieres. Tienes libertad para cambiar tu vida y hacer que sea como tú quieras. No temes pedir lo que
necesitas, decir que sí o que no a lo que sea o a quien sea.
Imagínate que vives sin miedo a ser juzgado por los demás. Ya no te dejas llevar por lo que otras
personas puedan pensar de ti. Ya no eres responsable de la opinión de nadie. No sientes la necesidad de
controlar a nadie y nadie te controla a ti.
Imagínate que vives sin juzgar a los demás, que los perdonas con facilidad y te desprendes de todos los
juicios que sueles hacer. No sientes la necesidad de tener razón ni de decirle a nadie que está equivocado.
Te respetas a ti mismo y a los demás, y a cambio, ellos te respetan a ti.
Imagínate que vives sin el miedo de amar y no ser correspondido. Ya no temes que te rechacen y no
sientes la necesidad de que te acepten. Puedes decir: «Te quiero», sin sentir vergüenza y sin justificarte.
Puedes andar por el mundo con el corazón completamente abierto y sin el temor de que te puedan herir.
Imagínate que vives sin miedo a arriesgarte y a explorar la vida. No temes perder nada. No tienes miedo
de estar vivo en el mundo y tampoco de morir.
Imagínate que te amas a ti mismo tal como eres. Que amas tu cuerpo y tus emociones tal como son.
Sabes que eres perfecto tal como eres.
La razón por la que te pido que imagines todas estas cosas es porque ¡son todas totalmente posibles!
Puedes vivir en un estado de gracia, de dicha, en el sueño del Cielo. Pero para experimentarlo, en primer
lugar tienes que entender en qué consiste.
Sólo el amor tiene la capacidad de proporcionarte este estado de dicha. Es como estar enamorado.
Flotas entre las nubes. Percibes amor vayas donde vayas. Es del todo posible vivir de este modo
permanentemente. Lo es porque otros lo han conseguido y no son distintos de ti. Viven en un estado de dicha
porque han cambiado sus acuerdos y sueñan un sueño diferente.
Una vez sientas lo que significa vivir en estado de dicha, lo adorarás. Sabrás que el Cielo en la Tierra
existe de verdad. Una vez sepas que es posible permanecer en él, hacer el esfuerzo para conseguirlo sólo
dependerá de ti. Hace dos mil años, Jesús nos habló del reino de los Cielos, del reino del amor, pero no había
casi nadie preparado para oírlo. Dijeron: «¿A qué te refieres? Mi corazón está vacío, no siento el amor del
que hablas, no siento la paz que tú tienes». Eso no es necesario. Sólo imagínate que su mensaje de amor es
posible y descubrirás que es tuyo.
El mundo es precioso, es maravilloso. La vida resulta muy fácil cuando haces del amor tu forma de vida.
Es posible amar todo el tiempo sí uno elige hacerlo. Quizá no tengas una razón para amar, pero si lo haces,
verás que te proporciona una gran felicidad. El amor en acción sólo genera felicidad. El amor te traerá paz
interior. Cambiará tu percepción de todas las cosas.
Puedes verlo todo con los OJOS del amor. Puedes ser consciente de que el amor te rodea por todas
partes. Cuando vives de esta manera, la bruma de tu mente se disipa. El mitote desaparece para siempre.
Esto es lo que los seres humanos hemos buscado durante siglos. Durante miles de años hemos buscado la
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felicidad, que es el paraíso perdido. Los seres humanos nos hemos esforzado mucho por alcanzarla, y esto
forma parte de la evolución de la mente. Este es el futuro de la humanidad.
Esta forma de vida es posible y está en tus manos. Moisés la llamó la Tierra Prometida, Buda la llamó el
Nirvana, Jesús la llamó el Cielo y los toltecas la llaman el Nuevo Sueño. Por desgracia, tu identidad está
mezclada con el sueño del planeta. Todas tus creencias y tus acuerdos están ahí, en la bruma. Sientes la
presencia del parásito y crees que eres tú. Esto dificulta tu liberación: dejar marchar al parásito y crear un
espacio para experimentar el amor. Estás vinculado al Juez y a la Víctima. Sufrir hace que te sientas seguro
porque es algo que conoces a la perfección.
Pero, en realidad, no hay razón para sufrir. La única razón por la que sufres es porque eliges hacerlo. Si
examinas tu vida, descubrirás muchas excusas para sufrir, pero no encontrarás una buena razón para
hacerlo. Lo mismo ocurre con la felicidad. La única razón por la que eres feliz es porque eliges serlo. La
felicidad, igual que el sufrimiento, es una elección.
Tal vez no podamos escapar del destino del ser humano, pero podemos elegir entre sufrir nuestro
destino o disfrutar de él, entre sufrir o amar y ser feliz, entre vivir en el Infierno o vivir en el Cielo. Mi elección
personal es vivir en el Cielo. ¿Y la tuya?


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Oraciones
Haz el favor de tomarte unos instantes para cerrar los ojos, abrir tu corazón y sentir todo el amor que
emana de él.
Quiero que repitas mis palabras en tu mente y en tu corazón, y que sientas una conexión de amor muy
fuerte. Juntos, vamos a pronunciar una oración muy especial para experimentar la comunión con nuestro
Creador.
Dirige tu atención a tus pulmones como si sólo existiesen ellos. Cuando tus pulmones se expandan,
siente el placer de satisfacer la mayor necesidad del cuerpo humano: respirar.
Haz una inspiración profunda y siente el aire a medida que va entrando en tus pulmones. Siente que no
es otra cosa que amor. Descubre la conexión que existe entre el aire y los pulmones, una conexión de amor.
Llena tus pulmones de aire hasta que tu cuerpo sienta la necesidad de expulsarlo. Y entonces, espira y siente
de nuevo el placer, porque siempre que satisfacemos una necesidad del cuerpo, sentimos placer. Respirar
nos proporciona un gran placer. Es lo único que necesitamos para sentirnos siempre felices, para disfrutar de
la vida. Estar vivos es suficiente. Siente el placer de estar vivo, el placer del sentimiento del amor...
Oración para la libertad
Creador del Universo, hoy te pedimos que compartas con nosotros una fuerte comunión de amor.
Sabemos que tu verdadero nombre es Amor, que comulgar contigo significa compartir tu misma vibración, tu
misma frecuencia, porque tú eres lo único que existe en el Universo.
Hoy te pedimos que nos ayudes a ser como tú, a amar la vida, a ser vida, a ser amor. Ayúdanos a amar
como tú, sin condiciones, sin expectativas, sin obligaciones, sin juicios. Ayúdanos a amarnos y aceptarnos a
nosotros mismos sin juzgarnos, porque cuando nos juzgamos, nos hallamos culpables y necesitamos ser
castigados.
Ayúdanos a amar todas tus creaciones de un modo incondicional, en especial a los seres humanos, y
sobre todo a las personas que nos rodean: a nuestros familiares y a todos aquellos que nos esforzamos tanto
por amar. Porque cuando los rechazamos, nos rechazamos a nosotros mismos, y cuando nos rechazamos a
nosotros mismos, te rechazamos a ti.
Ayúdanos a amar a los demás tal como son, sin condiciones. Ayúdanos a aceptarlos como son, sin
juzgarlos, porque si los juzgamos, los encontramos culpables y sentimos la necesidad de castigarlos.
Limpia hoy nuestro corazón de todo veneno emocional, libera nuestra mente de todo juicio para que
podamos vivir en una paz y un amor absolutos.
Hoy es un día muy especial. Hoy abrimos nuestro corazón para amar de nuevo y para decirnos los unos
a los otros: «Te amo», sin ningún miedo, de verdad. Hoy nos ofrecemos a ti. Ven a nosotros, utiliza nuestra
voz, nuestros ojos, nuestras manos y nuestro corazón para compartir la comunión del amor con todos. Hoy,
Creador, ayúdanos a ser como tú. Gracias por todo lo que recibimos en el día de hoy, en especial por la
libertad de ser quienes realmente somos. Amén.
Oración para el amor
Vamos a compartir un bello sueño juntos: un sueño que querrás tener siempre. En este sueño te
encuentras en un precioso día cálido y soleado. Oyes los pájaros, el viento y un pequeño río. Te diriges hacia
él; en su orilla hay un anciano que medita y ves que, de su cabeza, emana una luz maravillosa de distintos
colores. Intentas no molestarle, pero él percibe tu presencia y abre los ojos, que rebosan amor. Sonríe
ampliamente. Le preguntas qué hace para irradiar esa maravillosa luz, y si puede enseñarte a hacerlo. Te
contesta que hace muchos, muchos años, él le hizo esa misma pregunta a su maestro.
El anciano empieza a explicarte su historia:
«Mi maestro se abrió el pecho, extrajo su corazón, y de él, tomó una preciosa llama. Después, abrió mi
pecho, sacó mí corazón y depositó esa pequeña llama en su interior. Colocó mi corazón de nuevo en mi
pecho, y tan pronto como el corazón estuvo dentro de mí, sentí un intenso amor, porque la llama que puso en
él era su propio amor.
»Esta llama creció en mi corazón y se convirtió en un gran fuego que no quema, sino que purifica todo
lo que toca. Este fuego tocó todas las células de mi cuerpo y ellas me entregaron su amor. Me volví uno con
mi cuerpo y mi amor creció todavía más. El fuego tocó todas las emociones de mí mente, que se
transformaron en un amor fuerte e intenso. Y me amé a mí mismo de una forma absoluta e incondicional.


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»Pero el fuego continuó ardiendo y sentí la necesidad de compartir mi amor. Decidí poner un poco de él
en cada árbol, y los árboles me amaron y me hice uno con ellos, pero mí amor no se detuvo, creció todavía
más. Puse un poco de él en cada flor, en la hierba y en la Tierra, y ellas me amaron y nos hicimos uno. Y mi
amor continuó creciendo más y más para amar a todos los anímales del mundo. Ellos respondieron a él, me
amaron y nos hicimos uno. Pero mi amor continuó creciendo más y más.
»Puse un poco de mi amor en cada cristal, en cada piedra, en el polvo y en los metales, y me amaron y
me hice uno con la Tierra. Y entonces decidí poner mi amor en el agua, en los océanos, en los ríos, en la
lluvia y en la nieve, y me amaron y nos hicimos uno. Y mi amor siguió creciendo todavía más y más. Y decidí
entregar mi amor al aire, al viento. Sentí una fuerte comunión con la Tierra, con el viento, con los océanos,
con la naturaleza, y mi amor creció más y más.
»Volví la cabeza al Cielo, al sol y a las estrellas y puse un poco de mi amor en cada estrella, en la luna y
en el sol, y me amaron. Y me hice uno con la luna, el sol y las estrellas, y mi amor continuó creciendo más y
más. Y puse un poco de mi amor en cada ser humano y me volví uno con toda la humanidad. Dondequiera
que voy, con quienquiera que me encuentre, me veo en sus ojos, porque soy parte de todo, porque amo».
Y entonces el anciano abre su propio pecho, extrae su corazón con la preciosa llama dentro y la coloca
en tu corazón. Y ahora esa llama crece en tu interior. Ahora eres uno con el viento, con el agua, con las
estrellas, con toda la naturaleza, con los animales y con todos los seres humanos. Sientes el calor y la luz que
emana de la llama de tu corazón. De tu cabeza sale una preciosa luz de colores que brilla. Estás radiante con
el resplandor del amor y rezas:
Gracias, Creador del Universo, por el regalo de la vida que me has dado. Gracias por proporcionarme
todo lo que verdaderamente he necesitado. Gracias por la oportunidad de sentir este precioso cuerpo y esta
maravillosa mente. Gracias por vivir en mi interior con todo tu amor, con tu espíritu puro e infinito, con tu luz
cálida y radiante.
Gracias por utilizar mis palabras, mis ojos y mi corazón para compartir tu amor dondequiera que voy. Te
amo tal como eres, y por ser tu creación, me amo a mí mismo tal como soy. Ayúdame a conservar el amor y
la paz en mi corazón y a hacer de ese amor una nueva forma de vida, y haz que pueda vivir amando el resto
de mi existencia. Amén.


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El doctor Miguel Ruiz es un maestro de la escuela tolteca de tradición mística. Combina su mezcla única
de conocimientos en talleres, conferencias y viajes guiados a Teotihuacan, México. En esta antigua ciudad de
las pirámides, conocida por los toltecas como el lugar en el que «el hombre se convierte en Dios», el doctor
Miguel Ruiz sigue el proceso que los antiguos profetas trazaron para guiar a los buscadores a través de sus
niveles ascendentes de consciencia.
Si desea recibir más información, puede ponerse en contacto con:
THE SIXTH SUN FOUNDATION
1208 Turquoise Trail
Cerrillos, New México 87010
Estados Unidos


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Miguel Ruiz, nacido en una familia de sanadores y criado en el México rural por una madre curandera y
un abuelo nagual, parecía destinado a mantener la tradición familiar y seguir transmitiendo el conocimiento
esotérico tolteca. Sin embargo, atraído por la vida moderna prefirió estudiar medicina y se convirtió en
cirujano, hasta que, a comienzos de los años setenta, una experiencia de casi muerte abrió en su vida una
etapa de introspección que le condujo de nuevo a la antigua sabiduría ancestral.
Actualmente, el doctor Miguel Ruiz enseña y armoniza su conocimiento en talleres, conferencias y
seminarios guiados a Teotihuacan, en México, la antigua ciudad que los toltecas conocían como "El lugar
donde el hombre se transforma en Dios".
Diseño de la cubierta: Josep Ubach
Ilustración cubierta: Nicholas Wilton
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EDICIONES URANO
Dr. Miguel Ruiz
Los Cuatro Acuerdos
Una guía práctica para la libertad personal
El conocimiento tolteca surge de la misma unidad esencial de la verdad de la que parten todas las
tradiciones esotéricas sagradas del mundo. Aunque no es una religión, respeta a todos los maestros
espirituales que han enseñado en la Tierra, y si bien abraza el espíritu, resulta más preciso describirlo como
una manera de vivir que se distingue por su fácil acceso a la felicidad y el amor.
El doctor Miguel Ruiz nos propone en este libro un sencillo procedimiento para eliminar todas aquellas
creencias heredadas que nos limitan y substituirlas por otras que responden a nuestra realidad interior y nos
conducen a la libertad.

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