martes, 30 de julio de 2013

PROYECTO GREEN SCHOOL

EL PROYECTO GREEN SCHOOL: LA ESCUELA DE BAMBOO MÁS GRANDE DEL MUNDO

Construcciones masivas completamente hechas de bamboo destinadas a convertirse en centros educativos holísticos para la niñez del mundo.

En 1989 John y Cynthia Hardy descubrieron que colaborando juntos podían lograr grandes cosas. En aquel entonces su negocio de joyería en Bali, Indonesia, florecía a pasos agigantados, pues trabajaban junto a los artesanos locales y repartían las ganancias de forma equitativa, por lo que los mejores joyeros de ésta isla comenzaron a acercarse cada vez en mayores números para trabajar con ellos. Sin embargo, John, de origen canadiense, y Cynthia, ciudadana de EU, además de compartir grandes talentos empresariales, también compartían un sueño de carácter más profundo y humano. Su deseo de trabajar en proyectos de sustentabilidad les motivó así a abrir una de las más ambiciosas constructoras del mundo, pues en ella solo se trabaja con bamboo, uno de los materiales más ecológicos y sustentables del mundo.
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John y Cynthia Hardy comenzaron a partir del año 2000 con la fundación Merangi, cuyo objetivo ha sido desde entonces motivar a los agricultores de indonesia a plantar y trabajar más con el bamboo, y al mismo tiempo iniciaron la constructora PT Bamboo, bajo el diseño arquitectónico del despacho Ibuku, quienes han llevado el diseño con bamboo a lugares inimaginables. Así es como se establecieron las bases para generar un sueño, un sueño que ahora se ha convertido en una realidad y promete servir como inspiración a miles de personas alrededor del globo.
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En 2006  Ibuku concluyó la construcción del edificio de bamboo más grande del mundo, y los Hardy le asignaron una de las funciones más nobles para semejantes estructura: una escuela. Así nace el proyecto Green School, una escuela que, en palabras de los Hardy, busca “crear un nuevo paradigma para el aprendizaje, buscando que los niños y jóvenes cultiven una sensibilidad física que les permita adaptarse y ser capaces en el mundo, niños que desarrollen conciencia espiritual e intuición emocional, motivándolos a que se encuentren despiertos a las posibilidades de la vida”.
Actualmente Green School lleva enseñando por 7 años como una escuela privada, con becas para la gente local, por medio de una planta de maestros sumamente diversa, desde historiadores, psicólogos y sociólogos, hasta sanadores y expertos en sustentabilidad y artes marciales. El programa de estudios “verde” incluye temas como  análisis de la huella de carbono, estudios de agua, e incluso la agricultura ecológica y la jardinería. Dentro de las artes creativas y los programas de educación física, los estudiantes profundizan en yoga y pintura batik usando tintes naturales de la vegetación local, así como otras artes tradicionales. Los estudiantes, de edades comprendidas entre 3 y 15 años, aprenden haciendo y trabajando directamente, pues cada niño tiene su huerto propio.
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La escuela es energéticamente sostenida por celdas fotosolares y tecnologías de punta en el medio de la sustentabilidad, y no hay prácticamente ninguna parte que no esté hecha con bamboo (sillas, puertas, escritorios, escaleras, paredes, techo e incluso los casilleros), lo cual no es ninguna casualidad. El bamboo es uno de los materiales más ecológicos del mundo: libera 35% más oxígeno que los árboles del mismo tamaño y una hectárea puede llegar a capturar hasta 12 toneladas de carbono al año. Además crece con una impresionante rapidez (en cuatro años alcanza el tamaño necesario para su utilización) y, si no se le deja florecer, produce muy poco daño a la tierra en donde se cultiva.
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En una entrevista por correo electrónico John dijo: “Green School eligió el bamboo por el espíritu de la abundancia. Con los precios del cemento en rápido aumento alrededor del mundo, por no mencionar la gran cantidad de combustibles fósiles que consume, tenemos que mirar hacia los materiales de construcción alternativos. El mundo lo necesita. Nos hemos quedado sin recursos naturales baratos. El bamboo es un recurso renovable, que además produce grandes cantidades de oxígeno y capta grandes cantidades de carbono.”  El corazón de la escuela, construido a un costo de US $ 225.000, es un majestuoso edificio de tres plantas con tres espirales interconectadas. Elevándose a más de 20 metros de altura, cuenta con más de 2.000 metros cuadrados de espacio de suelo. La construcción de la estructura – la cual se inició a finales de 2008, ha usado 2.630 palos de bambú y 10.000 tiras de alang-alang para los techos (los cuales ya están en proceso de cambiarse por techos de fibras de bamboo). El edificio alberga la biblioteca escolar, laboratorios, salas de reuniones, salas de exposiciones y oficinas.
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Los Hardy han llevado la construcción con bamboo a escenarios más diversos. Recientemente han construído la Green Village (Villa Verde), condominios residenciales hechos con bamboo, de enormes y hermosas proporciones, la Catedral de Bamboo, que ha desplazado a Green School como la construcción más grande de bamboo del mundo y que alberga una fábrica de chocolate y azúcar orgánicos, el Bamboo Indah, hotel sustentable hecho con bamboo y en donde se imparten cursos de ecología y sustentabilidad, y por último, la “mansión de bamboo”, la cuál ha sido construída como un proyecto arquitectónico para un magnate de la India con gusto por lo sustentable.
Lo importante de éste tipo de estructuras es su significación en la sociedad actual, la cual ha abusado de las construcciones con cemento y madera, materiales cuyos costos tanto ecológicos como monetarios son cada día más significativos y que frenan la posibilidad de trabajar con materiales locales, los cuales a su vez estimulan la economía local y  frenan el impacto ambiental.
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En Mindsurf creemos que el proyecto Green School es un ejemplo de cómo un sistema educativo puede abrirse a nuevas posibilidades, así como insertarse estratégicamente en comunidades en donde lo local y lo extranjero se fusionan para generar fenómenos culturales más abiertos y humanos. El redactor de éste artículo, mientras paseaba por Green School, conoció a 2 niños, uno de padres suecos y canadienses y otro de padres balineses. Ambos niños, de 6 o 7 años de edad, dominaban 4 idiomas, sabían trabajar la tierra y practicaban yoga todos los días. ¿Qué posible comparación tienen con niños inmersos en los cerrados sistemas educativos actuales?
Esperemos que proyectos así no cesen de expandirse alrededor del globo.
Gabriel Soma