viernes, 16 de mayo de 2014

VIVIR EN DHARMA ES CREAR ABUNDANCIA EN TU VIDA

Todos tenemos un propósito en la vida… un don único o un talento especial que dar a los demás. Y cuando mezclamos este talento único con el servicio a los demás, experimentamos éxtasis y júbilo en nuestro Espíritu, que es la última meta de todas las metas.”
Deepak Chopra
Cualquiera que comienza un camino espiritual mantiene, en algún momento, un diálogo con el Universo, sea consciente de ello o no, mediante preguntas que orientan las decisiones vitales. Las interrogaciones pueden apuntar a lo material, espiritual o emocional, pero, de seguro, esta inquietud manifiesta algo significativo en la vida del involucrado. “¿Quién soy?, ¿qué quiero realmente de la vida?, ¿cuál es el propósito de mi existencia?, ¿cuál es mi Dharma?, ¿cómo puedo ayudar?, ¿qué amo hacer?” Ellas nos ayudan a trasladarnos desde el ego al espíritu. Cuando mantenemos una conciencia elevada sobre las respuestas buscadas, nuestro paso por este mundo gira hacia una senda y objetivo totalmente novedosos.
Mayormente, cuando a una persona le preguntan “¿quién es usted?”, ella piensa: “¿quién soy yo?” Responde entonces, identificándose por sus posiciones, posesiones y ocupación. Sus respuestas generalmente oscilan entre “soy jefe de producción de una fábrica de alimentos”, “soy profesor de inglés” o también “soy mexicano, sueco”, etc.
Frente a tal superficialidad, no olvidemos que vivimos una época de notoria expansión de la conciencia. Cientos de miles de personas han experimentado, gracias a ella, algún tipo de cambio, crecimiento y bienestar. Cada uno de ellas realiza, así, un avance importante en su vida. Ello lleva invariablemente a buscar vivir en Dharma.
¿QUÉ ES VIVIR EN DHARMA?
La palabra sánscrita Dharma significa “propósito en la vida”. Ello implica que nos hemos manifestado como seres físicos para cumplir un propósito. Es decir, el campo cuántico de potencialidad pura que es la divinidad en esencia, toma la forma humana para realizar su propósito.
Hablar de Dharma, para muchos, puede sonar muy atrevido, pues insinúa estándares muy elevados de espiritualidad. Pero la mencionada expansión de la conciencia ha llevado a miles de gentes a sentirse fuertemente atraídas por su propósito de vida, a activar cada vez más su armonía interior con la manifestación de lo superior. Este fuego interno ha impulsado a muchísimas personas a mover drásticamente el rumbo que seguían sus vidas. Esta expansión es un requisito sumamente necesario para que el planeta en su totalidad pueda elevar su sintonía vibratoria.
El Dharma engloba varias características importantes, primero: pasión por alguna actividad en concreto; segundo, talentos únicos o el desarrollo de capacidades específicas para un área determinada; tercero, posibilidad de elevar la sintonía vibratoria, en el desenvolvimiento del todo en su conjunto.
Así cada uno de nosotros posee un talento único y una manera exclusiva de expresarlo. En otras palabras, existen necesidades únicas que cada cual resuelve mejor que cualquier otro. Y cuando esas exigencias se combinan con la expresión creativa de la idoneidad individual, brilla la chispa creadora de la abundancia. Así pues, si tú expresas tu talento para satisfacer necesidades, creas abundancia y riqueza ilimitada en tu vida.
Al momento de entrar en contacto con nuestro Dharma, de poder expresarlo, nos invade una alegría inconmensurable. Se produce así una altísima vibración que atrae toda la riqueza de la vida, expresada en multitud de formas.
Si pudiéramos ayudar a nuestros niños para que, de adultos, vivan el propósito de su creación (su Dharma), realmente el planeta entero cambiaría, la conciencia humana sería otra, mucho más elevada, pacífica y llena de amor. Por ello, ayudemos a nuestros hijos a enfocarse en cómo pueden ayudar a la humanidad y en determinar cuáles son sus talentos únicos. Basta de orientar sus vidas según los sueños de sus padres, por ejemplo, a elegirles nosotros una carrera significativa; proceder así representa perder tiempo y energía, además postergar la vida y felicidad de nuestros infantes.
TRES COMPONENTES DE VIVIR EN DHARMA
Primero. Estamos aquí para descubrir nuestro verdadero Ser como Espiritual. No somos solamente seres humanos con experiencias espirituales ocasionales, por el contrario somos seres espirituales con experiencias humanas ocasionales, y esta vida es una de ellas. Por ello, sepamos que nos manifestamos en esta encarnación particular de forma física para cumplir un propósito. Por esta razón, en cada uno de nosotros habita la chispa de la Divinidad en embrión que quiere nacer para así poder expresar su magnificencia.
Segundo. Cada uno tiene un talento expresado tan individualmente que nadie más en este planeta lo posee o puede expresarlo igual. Hay algo que tú sabes hacer de manera única y mejor que nadie. Cuando lo realizas y expresas (tal vez más de un talento), pierdes el sentido del tiempo, vives una conciencia sin él.
Tercero. Servicio a la humanidad, a tu prójimo y hacerte las preguntas: “¿cómo puedo ayudar a los demás?, ¿cómo puedo expresar mis dones y talentos mediante el auxilio a los demás?” Cuando expresas tu talento único al servir a los demás, tu vida es gobernada por tu Fuente, a través de tu Dharma.
Cuando vives en Dharma, conectado con la experiencia de tu propia espiritualidad (el campo de la potencialidad pura), nada te impide acceder a la abundancia ilimitada. Esta es la manera real y permanente de crear exuberancia en tu vida.
Así pues, pregúntate: “¿Quién soy?, ¿qué quiero realmente de la vida?, ¿cuál es el propósito de mi vida?, ¿cómo puedo ayudar?, ¿qué amo hacer?”, contribuye con ello a elevar la sintonía vibratoria de toda la conciencia humana, coopera a levantar la vibración de este planeta. En fin, ecuentra tu Dharma.

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